¿Qué fue la cultura azteca?
Se conoce como los aztecas, tenochcas o mexicas a uno de los más conocidos pueblos mesoamericanos de la época precolombina. Fueron los fundadores de la entidad político-territorial más grande y poderosa de la región hasta la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XV: el Imperio azteca, ubicado en la región centro-sur del actual territorio mexicano.
Cada una de estas poblaciones era un altépetl distinto, es decir, una instancia política, social y religiosa organizada. En su conjunto conformaban un mismo Estado que invadió, esclavizó y controló a los pueblos vecinos, imponiéndoles entre otras cosas su lengua (el náhuatl) y su religión (el culto al dios solar y guerrero Huitzilopochtli).
Por eso, una vez llegados los ejércitos conquistadores en el siglo XV, fue muy sencillo convencer a las poblaciones rivales de aliarse con los europeos en la guerra contra los aztecas. Esta fue la decisión tanto de tlaxcaltecas como totonacas, a pesar de que después ellos mismos compartieran el destino de sometimiento y exterminio que puso fin a la cultura mexica.
Se estima que, para el momento de su caída, el Imperio azteca contaba con unos 22 millones de personas y con una densidad poblacional de 72,3 habitantes por kilómetro cuadrado (a lo largo de 304.325 kilómetros de superficie).
Ubicación geográfica de los aztecas
Los mexicas provenían de una tribu nómada mesoamericana que se asentó hacia el año 1325 en México-Tenochtitlán, en el centro del actual territorio de México, en donde actualmente se halla la Ciudad de México, capital del país.
Desde allí se expandieron hacia afuera, se adueñaron de los actuales estados de México, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Chiapas (la costa), Hidalgo y parte del territorio actual de Guatemala. En dicha región contaban con diversos ecosistemas, distintas regiones climáticas y por lo tanto distintos recursos naturales que aprovechar.
Así, a inicios del siglo XVI ya los aztecas, gobernados por Moctezuma II, ejercían el control imperial de la región y habían convertido el náhuatl en lingua franca en prácticamente toda Mesoamérica.
Características generales de la cultura azteca
Los aztecas eran un pueblo fundamentalmente guerrero y religioso, cuyo patrono principal era el dios Sol, Huitzilopochtli. A su nombre hacían sacrificios humanos, con los guerreros de las etnias conquistadas, a las que además imponían un sistema de impuestos que centralizaba en Tenochtitlán la mayor cantidad de riquezas posible.
Su carácter belicista se reflejaba en sus vestimentas, adornadas con plumas y otros adornos que mostraban además la jerarquía del individuo dentro de la sociedad. Dominaban un tipo de metalurgia prehispánica basada en bronce, oro, plata y obsidiana, con el que confeccionaban ornamentos y armas para la guerra.
Poseían también una escritura pictográfica que cumplía fines de documentación, un sistema métrico propio con el que desarrollaron numerosas obras arquitectónicas, y un sistema astronómico basado en la observación del Sol, la Luna y Venus.
Su imperio heredó tendencias culturales de culturas precedentes, como los teotihuacanos. De hecho, hicieron de Teotihuacán, ya abandonada y en ruinas, un lugar de peregrinaje religioso en el que llevar a cabo ritos y ofrendas humanas: varones al dios Sol, mujeres a la diosa Luna.
Organización política y social de los aztecas
La sociedad mexica se dividía en veinte clanes o calpullis, vinculados entre sí por parentesco, división territorial y la práctica religiosa, esta última inseparable del arte de la guerra. Cada clan tenía una autoridad o calpullec, un territorio asignado y un templo propio. Incluía personas de las tres clases sociales:
- Nobles guerreros (pipiltin). Controlaban el gobierno y la religión, dado el carácter teocrático de la sociedad mexica.
- Plebeyos (macehualtin). Comprendían artesanos, campesinos y comerciantes del pueblo llano.
- Esclavos (tlatlacohtin). Generalmente eran prisioneros de guerra, criminales o ciudadanos que pagaban mediante la servidumbre grandes deudas a terceros.
En cada altépetl se ejercía la justicia local y administrativa mediante instituciones designadas para ello. Por otro lado, los problemas irresolubles podían elevarse a tribunales judiciales en México-Tenochtitlán y Texcoco.
Allí, la justicia era impartida en el propio palacio real por parte de las autoridades. Sin embargo, entre el pueblo llano la impartía un tecutli o juez de elección popular, que estaba en funciones durante un año.
Por encima del tecutli estaba un tribunal de tres jueces vitalicios, designados por el asesor encargado del ejecutivo o cihuacóatl, quien servía de consejero a la autoridad política máxima del Imperio, el huey-tlatoani. Este último era electo, a su vez, de entre la nobleza de los clanes de la sociedad, por un concejo integrado por representantes de cada clan.
Economía azteca
La economía azteca fue, especialmente durante el apogeo imperial, sumamente próspera. En particular porque el dominio de los pueblos vecinos brindaba la oportunidad de mano de obra barata y abundante.
Además, el cultivo de las tierras se asignaba a los clanes o calpulli, repartiendo la producción entre el Estado, los sacerdotes, las familias del clan y su jefe. Gracias a sus avanzadas técnicas agrícolas, se aprovecharon las aguas del lago Texcoco mediante un sistema de cultivo llamado chinampas, que empleaba el lodo del lago como abono y pudiendo sembrar varias veces al año.
Además, conocieron el comercio, principalmente el trueque, así como el tráfico de esclavos, y las industrias de la minería (especialmente obsidiana para elaborar utensilios y armas) y la textil (empleando algodón y fibras de magüey).
Religión de los aztecas
Como otras tribus mesoamericanas, los mexicas poseían una cosmovisión fruto de la herencia e hibridación de culturas anteriores, organizada en torno a la veneración de un dios solar. Sin embargo, es posible y frecuente hallar evidencia de veneración de dioses toltecas como Tláloc, Tezcatlipoca o Quetzalcóatl.
Incluso, a medida que el Imperio crecía nuevas deidades eran veneradas. Esto se debía a que nuevas poblaciones eran asimiladas y el panteón mexica se expandía. Para ello, se enlazaban sus relatos mitológicos con los de los dioses existentes.
Esto arrojó como resultado una religión llena de intrincadas y complejas historias de parentesco entre los dioses, fruto del sincretismo entre civilizaciones. Sin embargo, conforme el Imperio se establecía, surgió cierta concepción monista sobre lo divino, abandonando el politeísmo tradicional. En esto los estudiosos no llegan a un consenso definitivo.
En todo caso, la religión de los aztecas era un elemento central en su cultura. Los ritos de ofrenda a los dioses y sacrificios humanos (generalmente de prisioneros de guerra) era común e importante en la consolidación de las castas militares.
Organización militar de los aztecas
Los aztecas poseían una formidable organización militar, que les garantizó el dominio de la región durante su etapa imperial. Contaban con la labor de inteligencia de los comerciantes y mercaderes, que brindaban información clave previo a las invasiones, que generalmente duraban hasta que sus enemigos cedieran al vasallaje.
Es posible también (aunque no se ha comprobado) que el matrimonio les otorgara también la posibilidad de asimilar al Imperio castas nobles particularmente resistentes al vasallaje.
El ejército mexica estaba integrado por numerosos plebeyos (yaoquizqueh), apenas con una instrucción militar básica, y un número menor pero considerable de guerreros profesionales provenientes de la nobleza, organizados en distintas sociedades guerreras, de acuerdo a sus desempeños y su tradición bélica.
La guerra era fundamental en el modo de vida azteca. Por ejemplo, era el único factor de ascenso social para los plebeyos, por lo que los hombres recibían instrucción militar desde edades tempranas.
Sus armas preferidas de combate eran las espadas de obsidiana (macuahuitls), lanzas (tepoztopillis) y escudos (chimallis). Se dice que Moctezuma poseía una lujosa armería cuyos instrumentos estaban adornados con piedras preciosas.